Plan de Desarrollo y Ordenamiento Territorial 2021 - 2025
La apertura económica y la liberalización de regímenes de inversión como resultado de la globalización generaron profundas transformaciones socioeconómicas y procesos de reordenamiento territorial en los ámbitos regionales y locales. Diversos proyectos de desarrollo impuestos por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial afectaron gravemente a territorios indígenas, ecosistemas frágiles y únicos y áreas naturales protegidas ricas en recursos estratégicos aun no plenamente conocidos, como la biodiversidad.
Frente a estas circunstancias, diversos organismos internacionales propusieron marcos alternativos para una nueva interpretación del derecho al desarrollo y en particular la preservación de la naturaleza y la integridad de los pueblos originarios, tal el caso del Convenio 169 de la OIT. En este contexto de una nueva ética política, la Constitución de la República del Ecuador 2008, establece en su artículo 241 que la planificación garantizará el ordenamiento territorial y será obligatoria en todos los gobiernos autónomos descentralizados. También postula que este ordenamiento territorial deberá garantizar la conservación y protección de sus ecosistemas y el principio del Sumak Kawsay (Art. 250). Al referirse al Régimen de Desarrollo el texto constitucional establece que “la planificación propiciará la equidad social y territorial, promoverá la concertación, y será participativa, descentralizada, desconcentrada y transparente. El buen vivir requerirá que las personas, comunidades, pueblos y nacionalidades gocen efectivamente de sus derechos, y ejerzan responsabilidades en el marco de la interculturalidad, del respeto a sus diversidades, y de la convivencia armónica con la naturaleza” (Art.275).
Estas disposiciones sientan las bases que han sido asumidas para la realización del presente Plan de Desarrollo y Ordenamiento Territorial, en el cual se ha tenido especial cuidado de incorporar enfoques tendientes a articular los ejes principales de la integridad étnica de los pueblos indígenas y su convivencia intercultural con las demás poblaciones que integran la sociedad ecuatoriana, como son: la identidad, el territorio, la autonomía, la participación y el desarrollo propio.
El territorio no es simplemente un espacio geográfico delimitado por convenios o acuerdos sino algo que vive y permite la vida, en donde se desenvuelve la memoria que cohesiona a las personas con sus valores morales y creencias, con sus costumbres familiares y comunitarias, en unidad dentro de la diversidad. En este sentido, se ha procurado establecer lineamientos que preserven la naturaleza, que promuevan la reciprocidad y el equilibrio social a fin de tener un aprovechamiento sustentable de los recursos. Las diferentes propuestas de fomento productivo, vialidad, riego y drenaje, gestión ambiental y desarrollo humano son formulaciones participativas de una nueva forma de concebir la gestión pública en la provincia. No se trata de plantear alternativas de desarrollo sino de formular alternativas al desarrollo, lo cual se construye articulando el territorio, la economía y el autogobierno.
De esta forma, el Plan de Desarrollo y Ordenamiento Territorial apunta a generar dinámicas endógenas y su proyección a escenarios territoriales más amplios que la provincia de Cotopaxi o la Región Andina; se trata de garantizar procesos combinados micro y macro sociales, experiencias autogestionarias, sin limitarse a mirar sólo el crecimiento económico sino la satisfacción colectiva de las necesidades vitales, sin discriminaciones, sin caer en el modelo extractivista, sino manteniendo una visión de equilibrio y armonía en el metabolismo sociedad-naturaleza, pensando en la construcción de un Plan de Vida para las familias cotopaxenses y sus generaciones futuras.